sábado, 24 de noviembre de 2018

UNA EPILEONTINA
Por. Manuel Donado Solano

Éste epíteto, lóbrego y solaz, como el callado rescoldo que ahora insinúa la tarde solariega, insufla en el nuevo texto un tono de equilibrio y de parco desengaño. 

Aquí, la sobria adjetivación destila una tersa luminosidad sobre la acción trémula e incipiente o ante ese ente gris y entreverado,  rara vez ruidoso o deslumbrante.

A su lado no tiene cabida lo truculento ni ese estilo afectado propio de lo postizo y del impostor que siempre busca seducir con proverbial cinismo a los lectores de última moda.

Ahora, cuando aquel profesor con ínfulas de gramático o el editor de algún tabloide, roido por el extenuante ejercicio periodístico, deciden encargarlo al momento de confeccionar la más cruel invectiva en algún libelo, huye  despavorido hacia la sutil y reconfortante heredad de Stefan Zwig o Guy de Maupassant a recrearse ante tanto recato y decoro estilístico en sus obras memorables.

Es el raro y exquisito privilegio de un vocablo gravitando permanentemente en el exclusivo ámbito de esa excelsa creación reservada a las mas finas sensibilidades a través de la palabra; ornamento prodigioso para dar vida a las más sublimes obras de la vida y las letras.

martes, 13 de noviembre de 2018

UNA DIGRESIÓN BIEN CURSI

Manuel donado solano


Ahora, cuando todavía resuena el eco de aquellas palabras pronunciadas durante la clausura de aquel legendario curso de Humanidades sin mayores aspavientos ni grandes pretensiones académicas o teóricas, nadie pudo notar la ausencia de la agraciada y frágil muchacha de sandalias de cuero y  mochila de peluche contándonos diariamente las peripecias de su escabrosa travesía desde aquél poblado enclavado en la falda de la imponente Sierra hasta aquellos rústicos bodegones como fiel remedo de ciudadela universitaria.

Desde ahora trato de imaginar qué pudo sumirla en ese raro mutismo y esa actitud huidiza hacia sus congéneres sin motivo alguno, así como su negativa a asistir a este gratificante evento de clausura; acaso sería la mala asimilación de algunas lecturas de tipo existencialista, sumado a una crisis de identidad afianzadas con aquellos truculentos recuentos de anécdotas y de digresiones sin cuento, sabiamente fabuladas por aquel profesor de Ontología del Arte, siempre ataviado con ese aspecto un tanto desgarbado y estrujado por el paso de los años y las interminables lecturas durante los prolongados insomnios?  

Después de incontables vueltas sobre el extraño insuceso, pienso que ese ha podido ser el letal y cruel impacto en la frágil y tierna sensibilidad de ese adorable ser que seguramente se tomó demasiado en serio las grandes dudas y las inconmensurables angustias de ese saludable pesimismo que por lo general acompañan el quehacer de los grandes Filósofos en la titánica y dolorosa tarea del pensar; o tal vez no supo guardar distancia, resguardando su sensibilidad de poeta, de aquel mundo de ideas en apariencia deslumbrantes pero atascadas en los arquetipos de la mas fría racionalidad.

 Ahora, con la llegada de este nuevo día que desde ya augura un Diciembre nada esplendoroso, en el horizonte se logran vislumbrar, con los primeros rayos del sol, unos picos invictos y solitarios que en la lejanía, amenazan con besar cielo limpio y diáfano, opacado durante largos lapsos de tiempo, por la lenta avanzada de espesos y fugitivos cúmulos de nubes.

Lo más seguro es que a esta hora, todavía esté tratando de reponerse de alguno de sus ancestrales insomnios en los que nunca faltan esas desaforadas lecturas o aupada en profundas y sordas elucubraciones sobre la maligna causalidad de aquella famosa maldición proferida sin remordimiento alguno por el rabino de la sinagoga sobre la vida del noble y el culto Baruch de Spinoza y el inédito peso existencial de esa soledad impuesta por un exegeta ignaro y rencoroso. 

Desde ahora hago votos para que deje para mas adelante esas especulaciónes por las que siempre, durante las clases del seminario, tanto se apasionó, y retome aquel análisis comparativo donde describía magistralmente esa celestial conexión existencial entre la Canción de la vida profunda, como soporte de la doble finitud de la alegría y el dolor, y el testimonio de los cantores de su sabia estirpe, como ese ansiado proyecto de tesis del que siempre nos habló.

martes, 23 de octubre de 2018

TRIBULACIÓN II

Por: Manuel Donado Solano

Dentro de poco, todo no será más que un amasijo de ese cúmulo de sueños frustrados y de muy pocos buenos recuerdos.

De aquellas famosas audiencias en ese edificio bordeado por escaleras en forma de espiral, sólo quedará en tu desvencijada  oficina, aquél diploma mohoso y descolorido donde apenas alcanza a divisarse tu nombre escrito en una caligrafía retorcida y gótica, y a espacio seguido, el reconocimiento que hace una Universidad distante y paramuna al ejercicio de un litigio legitimado mas por la mecánica de los años de ejercicio que por el estudio y la precaria memorización de los soporíferos códigos.

Ni siquiera sentirás el inusitado interés de otros tiempos por revisar la última correspondencia, y sólo mirarás con algo de tedio y displicencia la maraña de folios donde reposan las demandas y tutelas interpuestas con notable estilo y esmero ante los juzgados de turno.

En medio de la abulia y algunos bostezos, volverás a releer las últimas sentencias de la corte Constitucional mientras sostienes el pesado tomo sobre tu regazo y te vuelves a acomodar detrás del viejo escritorio de roble apolillado.

lunes, 15 de octubre de 2018

ATARDECER

Por: Manuel Donado Solano

Este verso florido, estampado con sobrio deleite frente a la inmensidad de tu olvido, sobrevive, y reina con todo su esplendor en la añoranza de aquellos fugaces encuentros empapados de humedad bajo el alero del zaguán; siempre al amparo de esa tristeza que sobreviene al final de las puntuales lluvias en cualquier tarde de octubre.

Es el introito a esa extraña premonición que siempre ha de acompañarme mientras espero en la espaciosa caseta de rejillas metálicas al articulado del transporte público cada vez mas presuroso y atestado.

Repaso con cierta fruición tus ademanes y aquella mueca de cansancio que engloba tu rostro al abandonar la oficina al final de la tarde.

Es el eterno ritual de una vida que por momentos, inmisericordemente, sientes  con gran desaliento como se te escapa  en el ocaso de cada crepúsculo.

jueves, 11 de octubre de 2018

RUMORES AUSENTES

Por Manuel Donado Solano


Heme ahora ante los débiles murmullos y la mansedumbre del moribundo río. Las riberas melancólicas, ya no reverdecen en medio del Abril presuroso a dar la bienvenida a las cerreras lluvias.

Turbias serenatas de aguas sin bríos, ausentes de vientos fugitivos y aquellas hermosas lunas que resbalaban su brillo sobre los inmensos matorrales al final de cada recodo.
Es como si todo se hubiera marchado con tu partida y ahora vago como aquel boga aferrado a su canalete en su infinito afán por remontar la espurea corriente de espumosos e infaustos recuerdos.

Triste y jadeante viaja ahora el turbio caudal, acechando en el recuerdo a la flor canela posada en las enredaderas que siempre se trepan con inaudito sigilo en las ceibas enfermas y robustas que casi siempre preceden en la callada llegada en los puertos de albarradas de cemento y caliche. 



jueves, 4 de octubre de 2018

ATARDECERES


Por: Manuel Donado Solano

En tardes como estas, sólo reconforta apoltronarse en la esquina de siempre, esperando las esporádicas brisas que hoy no han sido tan puntuales, ensimismarse, inmerso en el raudo paso del tiempo mientras contemplamos monotonamente esta extraña fiesta a la que no quise ser invitado, tratando de pasar inadvertido en medio de la muchedumbre angustiada y sudorosa en su precipitud por alcanzar los buses multicolores en medio del prosaico estiércol que supura el bullicioso centro de la ciudad.

En trances como este, buscamos una nueva y refrescante bocanada de aire así como la ignota y repentina visión de un paisaje mas reconfortante; las notas sonoras de alguna música sideral que despierte nuevos bríos y permita cruzar las mas cálidas miradas e intercambiar una nueva sonrisa con aquella muchacha de cabellos díscolos y fragancia de otros mundos.

He ahí la clave para hacer de esta vaina al menos algo mas llevadero.

Por lo menos es lo que pienso. 

viernes, 28 de septiembre de 2018

BREVARIO

Por: Manuel Donado Solano

Ahora, en el pequeño balcón de mi Aparta estudio, mientras contemplo a la ciudad adormitada y rendida ante mis pies, danzando en un lento fluir al filo de la nada, evoco con cierta sorna, las estafas de la cándida ilusión y las severas premoniciones que desde ya nos sentencia la irrecusable e inapelable vejez.

Es el precio de llevar a cuestas el gran fardo de esta implacable e incisiva conciencia, constantemente flagelándonos sin piedad; echándonos siempre en cara la perenne desventura y la famélica fragilidad que siempre nos ha de acompañar.

Heme ahora atrapado en el desesperanzador soliloquio y este abotagamiento que siempre llegan puntuales  en la estival madrugada con los mismos interrogantes y sus lúcidos reproches a la vida. 

Ahora, un tanto extraviado y balbuciendo algunas palabras, no sé si sumergirme en la lectura de algunos poemas póstumos o apurar un trago en algun bar tardío del centro de la ciudad.   

miércoles, 5 de septiembre de 2018

RUTINARIO

Por: Manuel Donado Solano.

Es preciso evocar las tristes notas de aquella pianola rota y desflecada que en medio la soledad y las infinitas nostalgias, siempre nos susurraba entre murmullos, esa puntual e infalible melancolía teñida con aquellos colores  sobrios que anunciaban  la caída de la tarde.

Volver los cansinos pasos sobre esas avenidas sin rumbo ni itinerarios; casi siempre apostados a la sombra del laurel reverdecido y enfermo o apurando a hurtadillas los sorbos de la última cerveza en la improvisada barra de la tienda de esquina.

Es preciso no perder por nada del mundo este imponderable espacio vital a la hora de surtir nuestra existencia de la mas sosegada y sublime de las emociones.

martes, 28 de agosto de 2018

ESTOLIDARIO

Por: Manuel Donado Solano

En este tono melancólico y aparentemente frívolo, anida esa especie de envoltura sonora en la que algunas veces amortajo estas sobrias palabras de aspirante a poeta menor; destilando ese peculiar dejo, muchas veces acompasado por la liturgia del ensimismamiento y danzando al filo de las apagadas notas del perenne canto a una bien llevada pusilanimidad.

Miro de reojo algunos rostros expectantes en el auditorio al inicio de este verso, y desde ya intuyo la más noble y compasiva amnistía para con el taciturno desfogue de este parco escepticismo en su terca incitación a la estoica rebelión de lo sombrío. 

martes, 14 de agosto de 2018

ALGO BIEN MEMORIOSO

Por: Manuel Donado Solano

A ésta altura de la noche, cuando la lectura de ese cuentista venido del ignoto paraje va bien avanzada, un eco incisivo y difuso no ha dejado de retumbar en su conciencia después de sopesar con sobrio deleite el aparente barroquismo de algunos párrafos que posiblemente no son mas que el onírico e indeleble influjo de una de las tantas aseveraciones que seguramente ese gran fabulador de la calle de Maipú puso en boca de alguno de sus enigmáticos y memoriosos personajes.

Abandonó el recinto con el pretexto de tomar un poco de aire fresco, pero en el fondo buscaba saldar ese duelo que había entablado con sus recuerdos, ya que no lograba despejar la incesante duda que se paseaba oronda entre aquellas sublimes y memorables páginas de Ficciones y el Aleph.

Mientras tanto, un nuevo relato con displicente tono filosófico, empieza evocando la cara fugaz de la eternidad y lo inacabado del tiempo, manteniéndo nuevamente en vilo al ávido y novel auditorio. 






  

domingo, 5 de agosto de 2018

VERSOLIBALO

Por: Manuel Donado Solano

Aquél neologismo desafiante y austero que tanto dio de qué hablar durante las primeras lecturas del taller literario en la Biblioteca Municipal, nuevamente vuelve a recomponer el recuerdo de ese poema tantas veces inconcluso en aquellas noches húmedas y sin farol.

Sin embargo, heme hora transportado sigilosamente al final del recital sobrio y triste, parapetado tras el atril y aquél oferente generoso y locuaz, mientras estrecho el montón de manos tibias y furtivas como agradecimiento por estos apocados versos.

Afuera, cuando ya todo parece haberse desvanecido, vuelve nuevamente el incisivo recuerdo de aquella muchacha trigueña y recia, entonando una triste melodía en su flauta de oropel, mientras me sumerjo en el insomnio de una ciudad sin alma y gris.