jueves, 4 de octubre de 2018

ATARDECERES


Por: Manuel Donado Solano

En tardes como estas, sólo reconforta apoltronarse en la esquina de siempre, esperando las esporádicas brisas que hoy no han sido tan puntuales, ensimismarse, inmerso en el raudo paso del tiempo mientras contemplamos monotonamente esta extraña fiesta a la que no quise ser invitado, tratando de pasar inadvertido en medio de la muchedumbre angustiada y sudorosa en su precipitud por alcanzar los buses multicolores en medio del prosaico estiércol que supura el bullicioso centro de la ciudad.

En trances como este, buscamos una nueva y refrescante bocanada de aire así como la ignota y repentina visión de un paisaje mas reconfortante; las notas sonoras de alguna música sideral que despierte nuevos bríos y permita cruzar las mas cálidas miradas e intercambiar una nueva sonrisa con aquella muchacha de cabellos díscolos y fragancia de otros mundos.

He ahí la clave para hacer de esta vaina al menos algo mas llevadero.

Por lo menos es lo que pienso. 

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