viernes, 28 de septiembre de 2018

BREVARIO

Por: Manuel Donado Solano

Ahora, en el pequeño balcón de mi Aparta estudio, mientras contemplo a la ciudad adormitada y rendida ante mis pies, danzando en un lento fluir al filo de la nada, evoco con cierta sorna, las estafas de la cándida ilusión y las severas premoniciones que desde ya nos sentencia la irrecusable e inapelable vejez.

Es el precio de llevar a cuestas el gran fardo de esta implacable e incisiva conciencia, constantemente flagelándonos sin piedad; echándonos siempre en cara la perenne desventura y la famélica fragilidad que siempre nos ha de acompañar.

Heme ahora atrapado en el desesperanzador soliloquio y este abotagamiento que siempre llegan puntuales  en la estival madrugada con los mismos interrogantes y sus lúcidos reproches a la vida. 

Ahora, un tanto extraviado y balbuciendo algunas palabras, no sé si sumergirme en la lectura de algunos poemas póstumos o apurar un trago en algun bar tardío del centro de la ciudad.   

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