domingo, 16 de octubre de 2011

A PROPOSITO DE UNA VISION ARISTOCRATICA: EL NIHILISMO PASIVO COMO ELEMENTO CLAVE PARA ENTENDER LA PSICOLOGÍA DEL CRISTIANISMO, SEGUN FRIEDRICH NIETZSCHE.

Manuel Donado Solano.

En este breve y modesto escrito, se intenta poner de manifiesto, a grandes rasgos, la relación primigenia y fundamentadora entre lo que el pensador alemán llama la rebelión de los esclavos en el plano moral, encarnada en los ideales derivados de la transvaloración que conduce a la negación de toda pulsión vital de dominio, como algo característico en las valoraciones propias de ese ejército del resentimiento, y su condicionamiento por lo que Nietzsche denomina Nihilismo pasivo.

Podríamos aseverar, que en la llamada psicología del cristianismo, desarrollada por Nietzsche en la primera parte de su obra  Genealogía de la Moral, constituye un aspecto de capital importancia el papel que juega en el surgimiento de aquella, lo que él en sus Fragmentos póstumos llama Nihilismo pasivo, como bien lo anotamos arriba.

Es importante tener en cuenta para no dar lugar a equívocos, que el Nihilismo pasivo al cual nos referimos, es a lo que el filósofo de Röcken concibe como "aquel predominio de la compasión, la extenuación espiritual y la falta de disciplinamiento. Placer o displacer, a esto se reduce todo. Contramovimiento contra la delimitación y contra la hostilidad de las naciones"(Nietzsche Friedrich, Fragmentos Póstumos. Pag.10. Editorial Norma. Bogotá. 1993)
Ahora bien, si el denominado Nihilismo pasivo encuentra un fundamento sólido en el perdón, la resignación, la humildad y otros ideales del rebaño cristiano como algo propio de la impotencia y debilidad, traducida en su imposibilidad para afirmarse a través de la lucha permanente y la fuerza transformadora, entonces no deja de ser una actitud signada por el desaliento espiritual y el tedio que produce la convicción del sin sentido y la futilidad de todos los actos en esta vida terrenal, haciendo de ésta una existencia opaca y mediocre que renuncia a alcanzar los más trascendentales logros en función del poder y la dominación.

Siguiendo este orden de ideas podemos colegir, según Nietzsche,que "la valoración de la casta sacerdotal derivada de la competencia por imponer los valores propios del espíritu gregario, debido a su incapacidad para afirmarse en los instintos de dominación, la fortaleza y la guerra, ante lo cual, echa raices en ella el odio y la venganza, traduciéndose esto en la inversión aristocrática de los valores"(Nietzsche Friedrich. La Genealogía de la Moral. Pag.20. Alianza Editorial. Madrid. 1994)

No sería aventurado afirmar que una valoración que tiene su origen en la impotencia y la debilidad, mas que encarnar odio y venganza, hallaríamos en esa transvaloración la elección deliberada y consciente de un ser apacible que se ha resignado a obedecer dócil y sumisamente ante la adversidad tanto de las circunstancias así como a patrones signados por la tradición o también debido a la visión pesimista que anida en él al comprobar la futilidad de toda empresa en el mundo terrenal.
Se hace evidente aquí, según la concepción de Nietzsche, que el rebaño valora bajo el peso abrumador del desaliento y la extenuación espiritual, tornándose en la antítesis de aquella valoración que se da a partir de la actividad fundada en la necesidad de afirmar el despliegue de instintos de dominio y voluntad de poder, impregnando así el sello propio de la vitalidad y el ímpetu guerrero y transformador.
Pero tal vez, lo que no es perceptible a la visión del noble guerrero al valorar lo malo como lo bajo, mediocre, débil;e incapaz de luchar y transformar; es el hastío y la renuncia a acometer cualquier empresa deconstructora y revolucionaria debido al arraigado pesimismo que no da tregua alguna debido a la entronización de poderes ancestrales. Aquí podemos tomar como caso concreto la aparente claudicación de las huestes cristianas ante el Aguila romana. Ahora bien, cuando este rebaño de sumisos, débiles e impotentes logra convertir en ideales virtuosos sus limitaciones e impotencias como la misericordia, el perdón, la humildad, la bienaventurancia etc, es en este momento cuando, según Nietzsche, se ha operado de manera sutil el asalto que ha llevado al predominio de la moral de los esclavos.
Aquí, "la debilidad es transformada en mérito, la impotencia en bondad, la humildad, la sumisión en obediencia".(Nietzsche, La Genealogia de la Moral. Pag. 14.)

Junto a esta transvaloración que acepta y concibe como virtud a imitar la falta de acción, la quietud y la docilidad como signos o efluvios de una conciencia de lo intrascendente, vano y sin sentido, sería de vital importancia, teniendo en cuenta el norte al cual apunta este breve escrito, tomar en consideracon la manera como la aristocracia griega diferencia de sí al pueblo griego cuando dice: "a los filósofos recordémosle en que sentido se usan miserable, desgraciado, fracasar, tener mala suerte, desdicha "(Ibidem. Pag,55)
Es importante no pasar por alto que en esta valoración se encierra o participan sustancialmente en ella aquellos quienes han resignado toda posibilidad de acción creadora o subvertidora a un no-hacer. De ahí, que aquel estado de impotencia fuese asimilado al desgraciado o al signado por la mala suerte.

Como complemento ideal en el propósito de ver los inicios del Nihilismo pasivo en estrecha conexión con el proceso de transvaloración cristiana, es de gran ayuda entrar a analizar en qué consiste la felicidad para el rebaño cristiano. Veamos que dice Nietzsche al respecto: "Al nivel de los impotentes, de los oprimidos, de los llagados por sentimientos venenosos y hostiles, en los cuales la felicidad aparece esencialmente como narcosis, aturdimiento, quietud, paz, sábado, distensión del ánimo y relajamiento de los miembros, esto es, dicho en una palabra como algo pasivo"(Ibidem, Pag. 44)

Ahora bien, es innegable que en el pensamiento nietzscheano esta narcósis o mas explicitamente lo que él llama distensión del ánimo, la vuelta a la inmovilidad y al no-hacer como signo elocuente de la interiorización de una actitud nihilista. Una contraposición a los valores emanados de la voluntad de poder a través de una inactividad como producto del ineluctable fatalismo de una visión pesimista donde todo conduce a la inexorable nada.
Pero una de las mejores formas de dar vida y justificar el no-hacer como efecto del pesimismo y el desaliento espiritual que lo diluye todo en el sin sentido y la nada, es edificando de manera ideal un reino de la felicidad del más allá.
De esta manera la indiferencia, el dejo y la apatía que también se reflejan en la obediencia, el perdón y la sumisión, obtienen en la bienaventuranza su mas preciado galardón.

Pero veamos como lo deja traslucir Nietzsche en el siguiente diálogo:
_¿Y cómo llaman aquello que les sirve de consuelo contra todos los sufrimientos de la vida -su fantasmagoria de la anticipada bienaventuranza futura?

-¿Cómo?  ¿Oigo bien?  A eso llaman el juicio final, la llegada de su reino, el de ellos, el reino de Dios -pero entre tanto viven en la fe, en el amor, en la esperanza.

Mas adelante dice: -Para presenciar esto se necesita vivir largo tiempo, más allá de la muerte. (Ibidem.
Pag.55)

Nada mas acorde para justificar esa ausencia de ambición por transformar el entorno y dominar al otro como acción propia de una acción guerrera, que posponer sobre presupuestos tan utópicos e ilusorios el advenimiento de un reino donde el rebaño del cristianismo entonces podrá resarcirse de las desdichas y desventuras forjadas en el sopor de la abulia, indiferencia y dejo mientras contemplan extasiados el castigo a quienes en vida osaron desplegar todas sus facultades y pasiones vitales.

Aquí se hace presente lo que Nietzsche llama la venganza del rebaño del resentimiento con el advenimiento del juicio final donde se premiará a los buenos y se castigará a los malvados, dándose ese momento tan esperado por este ejército de lisiados para así ejercer su dictadura.
En el fondo, esto no deja de ser el mas engañoso pretexto de quienes optaron po un Nihilismo a partir del cual trasegarán por el ineludible sendero de la impotencia y las claudicaciones, desde donde mirarán de soslayo a los nobles y vigorosos guerreros que han osado echárse el mundo sobre sus hombros.


 


1 comentario:

  1. Me gusta esa frase "...el predominio de la compasión...".A mi parecer, casi siempre termina en depresión.

    Me gusta este blog. Ojalá no dejes de publicar artículos tan interesantes.

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