viernes, 22 de julio de 2011

NAUFRAGIO (texto Breve)

Al vaivén de la horrible tormenta y el oleaje bravío, el capitán ordena detener las máquinas y alistar los salvavidas. La tripulación corre de un lado a otro al compás de las ordenes  y una que otra plegaria para que evite lo que ya parece inevitable.

Nunca pasó por sus mentes que ese mar de rara mansedumbre y al que ya empezaban a amar, les hiciera esta mala jugada.
Ahora, el otrora zorro marino, aferrado al timón de mando y presa de extrañas alucinaciones, hace caso omiso de los desesperados llamados de los suyos para que ponga su vida a salvo. Solicita al maquinista  papel y lápiz y estampa este poema:

"Ímpetu borrascoso de infinitud maldita.
Gime la frágil barcaza en las fauces de crestas perversas.
¡Oh mar, tú que tan bien escondes tus diabólicos arrebatos, rumias ignotas penas y alguna descomunal neurosis coralina.
Muere en ti el loco sueño y la alegría viendo tantos náufragos a la deriva.

Oh mar!, desengaño de poetas en su simulación. Ya no tendrás cantores.
Sólo los deudos te miran de reojo y huyen.

Manuel Donado Solano

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