NIMIEDAD
“Dionisio, tirano de Siracusa, condenó a trabajos forzados en las minas
al poeta Filoxeno que había criticado sus versos. Luego se arrepintió, le llamó y ofreció en su
honor un gran banquete, al final del cual leyó otros versos e invitó a Filoxeno
a juzgarlos. Filoxeno se levantó y, haciendo una señal a la guardia, dijo: Llevadme a la mina”.
Indro Montanelli: Historia de los Griegos.
Elucubraciones de este talante,
han puesto en la picota pública la imaginación de ese mal poeta.
Es el sello característico de
su terca obsesión a moverse en terrenos que no le pertenecen; quizá sea por
falta de información o a su chata visión sobre la realidad.
Cada vez que se digna en
solicitar el auditorio para leerle a los conciudadanos sus últimos devaneos, el
oferente palidece y titubea mientras hace un guiño al director y se niegue a
otra pretensión.
Al final, en el auditorio que
se resiste a reír, queda el amargo sabor del fastidio y la vulgaridad.