miércoles, 31 de octubre de 2012


                     NIMIEDAD


“Dionisio, tirano de Siracusa, condenó a trabajos forzados en las minas al poeta Filoxeno que había criticado sus versos.  Luego se arrepintió, le llamó y ofreció en su honor un gran banquete, al final del cual leyó otros versos e invitó a Filoxeno a juzgarlos.  Filoxeno se levantó y,  haciendo una señal a la guardia, dijo:  Llevadme a la mina”.
Indro Montanelli:  Historia de los Griegos.


Elucubraciones de este talante, han puesto en la picota pública la imaginación de ese mal poeta.

Es el sello característico de su terca obsesión a moverse en terrenos que no le pertenecen; quizá sea por falta de información o a su chata visión sobre la realidad.

Cada vez que se digna en solicitar el auditorio para leerle a los conciudadanos sus últimos devaneos, el oferente palidece y titubea mientras hace un guiño al director y se niegue a otra pretensión.

Al final, en el auditorio que se resiste a reír, queda el amargo sabor del fastidio y la vulgaridad.

Por: Manuel Donado Solano